Ese día llegamos un poco antes de medio día a la población Zenteno. Éramos sólo dos, Erick y yo (Carolina). Era un día muy azulado, con ese frío especial de fines de otoño. A medida que llegábamos, empezamos a observar, a mirar con el intento de recordar cada detalle después. Nos sentamos en las escaleras, conversamos sobre qué percibían de allí nuestros sentidos y miramos un rato callados el rededor.
Cosas comenzaron a ocurrir. Sacamos algunas fotografías y seguimos estando.
MIRAR, ESCUCHAR, OLER, PALPAR…
Estamos aquí.
Miremos de nuevo, una y otra vez.
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